El iraní que nadie sabe quién es fue procesado y detenido con prisión preventiva | El misterio del hombre que apareció en Entre Ríos

El juez federal de Concepción del Uruguay, Pablo Seró, le dictó el procesamiento y la prisión preventiva al supuesto iraní que utilizó un documento de otra persona para comprar un pasaje de micro a Uruguay. El individuo dice llamarse Asán Azad pero lo cierto es que no se ha podido saber quién es. La Embajada de Irán en la Argentina afirma que, de acuerdo con los informes provenientes de Teherán, no hay registros de ninguna persona con ese nombre. El sujeto sostiene que pasó por Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, pero tampoco en esos países aparece ningún dato que certifique su ingreso. Y, sobre todo, ni las huellas digitales ni la identificación por la iris del ojo figuran en ninguna base de datos de personas buscadas o sospechadas de relaciones con el terrorismo u otros delitos. Según revelan en el juzgado que reconstruyó su paso por la Argentina, en distintas provincias ya sostuvo que nació en distintos países. En Salta dijo que era afgano; en La Rioja, palestino; y en Entre Ríos refirió ser de Irak pero también de Irán. Como no se sabe quién es, tampoco se puede rastrear cómo ingresó a la Argentina. El dice que ingresó de forma ilegal por Salta. Imposible verificarlo hasta ahora.

El juez Seró lo procesó por uso de documento ajeno, un delito más bien menor, con rango de pena que va de uno a cuatro años de prisión. La imputación tiene que ver con que Azad (o como se llame) no usó un documento falso, sino que el DNI correspondía a un correntino, pero no le cambió ni la foto ni los datos. Es el documento auténtico. Y lo mismo respecto del registro de conducir de una persona de Tigre. Es auténtico. No hay falsificación, sino uso de documento ajeno. Desde ya que fue grotesco que haya exhibido el DNI para comprar el pasaje a Uruguay: el de la foto evidentemente no era él. Por eso, también hay alguna duda sobre su estado mental. Al principio parecía tener problemas, pero en otros momentos más bien parece un mochilero con deficiencias, pero en sus cabales.

Lo que hace pensar que es iraní es que el único diálogo, más bien extenso, que mantuvo en estos días, fue con la traductora de farsí, el idioma persa que se habla en Irán. Aunque también en Afganistán. En esa declaración afirmó que lo expulsaron de Irán, que es opositor y católico, algo que tal vez –sólo tal vez– se corrobora porque utiliza una cruz colgada a su cuello. Pero existen datos que enturbian todo. Por ejemplo, en Migraciones de La Rioja, donde lo entrevistaron, habló en castellano. En Concepción del Uruguay dijo no saber castellano, algo más que extraño si se tiene en cuenta que afirma haber estado en Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y, desde hace casi un año, en la Argentina. Después de la detención, en castellano no dice ni hola. Todas estas maniobras ponen en duda esa percepción de que tiene problemas mentales.

El juez fue categórico: hubo colaboración de todos en la búsqueda de la identificación del sujeto. Tanto de la Embajada de Irán, como las de Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia. A esto se suma la provisión de bases de datos tanto de Estados Unidos como de Israel. Migraciones y la AFIP tienen acceso a registros biométricos muy sofisticados y conexiones con muchísimos países. En semejante búsqueda, el individuo no aparece: ni su rostro ni el iris ni las huellas digitales permiten hasta ahora saber quién es.

Azad tenía encima un celular en el que se registraron sólo dos contactos, ambos argentinos y relacionados con trabajos marginales. Pero en el celular no aparece ninguna otra vinculación llamativa. En cambio, el juez Seró tiene la expectativa puesta en unas libretas, presuntamente escritas en farsi, que serían una especie de diario de viaje. En eso está trabajando la única traductora oficial que existe en el país del farsi al castellano. Al menos por ahora, el magistrado no encuentra vinculación de Azad ni con el avión venezolano ni con ningún hecho delictivo.

Por el delito del procesamiento, uso de documento ajeno, la expectativa de pena es muy baja: de uno a cuatro años de prisión. Aún así, el juez Seró dispuso la prisión preventiva porque no sabe quién es el detenido y, sobre todo, porque no tendría ni siquiera un domicilio donde notificarlo. El magistrado tenía que resolver la situación del supuesto Azad este viernes porque se le vencían los plazos. Y optó por lo que consideró razonable: hasta que se sepa quién es, pasará sus días en la Unidad Penal 4 de Concepción del Uruguay. La otra alternativa, expulsarlo, es inviable: ¿a qué país se lo expulsaría si no se sabe quién es, ni cuál es su origen?

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/435674-el-irani-que-nadie-sabe-quien-es-fue-procesado-y-detenido-co

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