La modestia de un país modesto

Desde Río de Janeiro.Brasil tiene una curiosa visión de lo que significa la palabra “modestia”. Así, siendo modestos hemos contado al planeta que tenemos el Maracaná – el estadio más grande del mundo –, que Rio de Janeiro es la ciudad más hermosa de la tierra, que el Amazonas es el río más largo entre todos, que no hay playa comparable a Ipanema y, en el auge nuestra generosa modestia, aceptamos que el papa sea argentino, pero recordando siempre que Dios es brasileño.

Claro que todos nuestros modestos orgullos expresados a lo largo de décadas son discutibles.

Por eso no se entiende la decisión del ultraderechista presidente Jair Bolsonaro (foto) de impedir la divulgación de los números totales de infectados y de víctimas fatales de la pandemia cuyo poder de devastación él insiste en ignorar. Por ejemplo: registramos, en los últimos cuatro días, más de un muerto por minuto. En ningún otro país se registra semejante tragedia. Si se considera que el número real supera ampliamente los datos oficiales, el escenario es más dramático aún.

Siendo cómplice de semejante genocidio, Bolsonaro debería sentirse orgulloso de su trágica hazaña. Y más: su insensibilidad frente al drama vivido por más de 35 mil familias no encuentra nada comparable en ningún otro mandatario. A lo sumo logró afirmar que lamenta todas las muertes, pero que morir hace parte del destino de todos y cada uno de nosotros. Como si la inercia de su gobierno, la nulidad de acciones efectivas, no lo hiciera cómplice del cuadro bárbaro que no hace otra cosa que tornarse más tenebroso a cada día.

El país que se transformó en epicentro de la pandemia no tiene ministro de Salud. El interino es Eduardo Pazuello, un general activo que nombró a al menos 28 uniformados para puestos de decisión. Su verdadera y única función, además de facilitar la vida de colegas de tropa, es obedecer ciegamente al capitán instalado en el palacio presidencial.

Hace tres días se anunció que al menos un civil, Carlos Wizard, se unirá a la tropa. Ocupará la importante secretaría de Ciencia y Tecnología. ¿La experiencia de Wizard en salud pública? Ninguna. Es dueño de una cadena de cursos de inglés.

Sus primeras declaraciones son una muestra clara de su pensamiento, de su decencia: dijo que los números divulgados por secretarías municipales y provinciales de Salud son inflados y manipulados para poder obtener más recursos del gobierno federal.

Bolsonaro optó por el mismo camino y determinó que desde ayer los informes oficiales del ministerio de Salud omitan el total de infectados por el covid-19 bien como el de víctimas fatales, restringiéndose a divulgar los resultados de las últimas 24 horas. A tiempo: el pasado viernes el país hubiese sumado 35.456 muertos y 659.114 infectados. Además, se anunció la idea de llevar a cabo un nuevo conteo de alcanzados y muertos por el virus.

La total y absoluta falta de rumbo seguramente amplia los efectos fatales de la pandemia, y desgasta aún más a un gobierno ya muy desgastado. Y la consecuencia será un avance en las posiciones radicales de Bolsonaro.

En sus últimas declaraciones él alertó sobre el riesgo de que las calles sean tomadas por “agitadores, terroristas, vagos, viciados en marihuana”, en mención al creciente número de manifestantes que piden que se combata al fascismo y que Bolsonaro sea catapultado del sillón presidencial.

Además, avanzan las investigaciones autorizadas por la corte suprema contra partidarios del presidente y también contra dos de sus hijos que actúan en política. El tercer hijo, a su vez, enfrenta denuncias de corrupción. Y en el cajón del presidente de la Cámara de Diputados, el derechista Rodrigo Maia, reposan treinta pedidos de apertura de un juicio cuyo objetivo es destituir el desequilibrado mandatario.

Frente a semejante cuadro de crisis no será ninguna sorpresa si en la manifestación prevista para hoy en San Pablo grupos de extrema derecha se infiltran para provocar depredaciones y enfrentamientos con quien pide el fin del fascismo.

Sería el ambiente perfecto para que Bolsonaro endurezca su gobierno y busque el tan ansiado golpe. No se podrá decir que no avisó. 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/270742-la-modestia-de-un-pais-modesto

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