Con motivo del proceso electoral los principales referentes de las más importantes comunidades religiosas del país emitieron una declaración conjunta en la que sostienen que “es necesario revitalizar la democracia, no reduciéndola a un acto eleccionario” porque de lo contrario “la democracia se atrofia, pierde representatividad, se va desencarnando al dejar afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad y en la construcción de su destino”. En la ocasión reivindican la política diciendo que “colabora para que el pueblo se torne protagonista de su historia y así se evita que las llamadas clases dirigentes crean que pueden dirimirlo todo”.
El documento lleva la rúbrica del obispo Oscar Ojea, Presidente de la Conferencia Episcopal católica, del pastor Rubén Proietti, Presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA), del pastor Néstor Miguez, Presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), del doctor Jorge Knoblovits, Presidente de la Delegación de Asociaciones Israelistas Argentinas (DAIA) y de Sumer Noufouri, Presidente del Instituto Islam para la Paz. Además de los nombrados sumaron su firma el sacerdote Guillermo Marcó, el profesor Omar Abboud y el rabino Daniel Goldman, en calidad de Presidentes del Instituto del Diálogo Interreligioso.
El mensaje conjunto de los representantes de estas distintas comunidades, con trayectorias y posicionamientos sociales y culturales diferentes, representa un hecho poco común y por sí mismo significativo en el escenario nacional.
En el pronunciamiento los religiosos afirman que “elegir autoridades nos pone frente a la inmejorable ocasión de entablar un diálogo acerca de nuestro presente y nuestro futuro, que represente la esperanza que tenemos para nuestro país”, subrayando que cada proyecto debe atender como “criterio y método (…) a los que más sufren la pobreza y la exclusión” porque “no hay verdadera libertad sin fraternidad y esta no se da sin la concreta realización de los derechos sociales”. Recuerdan además que “el pueblo argentino nace en el espacio fraterno de la solidaridad latinoamericana que no puede ser borrado de la memoria histórica” y que se trata de “un pueblo que a lo largo de más de dos siglos se ha enriquecido por las diferentes migraciones, con sus riquezas culturales y religiosas”.
Sobre el proceso electoral los religiosos advierten que “no debe significar una crisis, ya que es simplemente algo que ocurre indefectiblemente en las democracias” y apelan a los dirigentes para “salir de una vez por todas de la era del diagnóstico”. Agregan que “todos y cada uno de los habitantes de este país sabemos que: la pobreza estructural, el narcotráfico, la creación de empleo, el cuidado de la vida, la crisis ambiental, la educación inclusiva, la inflación, la reivindicación de los adultos mayores y la protección absoluta de la niñez, son temas que se resuelven con políticas de estado más allá de la alternancia, entendiendo que los logros de cada período deben tener continuidad”. Porque, agregan los líderes religiosos, “la nación ya ha sido fundada, no se refunda ni cada cuatro ni cada ocho años”.
A los candidatos “les pedimos presentar con claridad y realismo sus ideas y proyectos, sin caer en agresividades innecesarias que terminan desacreditando las propuestas” dice la declaración. Porque, argumentan los firmantes, “la política es la vocación más alta del hombre en comunidad y nos permite construir la anhelada fraternidad” y “debiera revestir un carácter altruista y no reducirse a desprestigiar a los adversarios ni a un juego superficial de intercambios vanos”.
En otro pasaje del documento hay también una referencia a la situación institucional del país. “La transparencia y honestidad personal -dice el texto de los líderes religiosos- junto a la transparencia en el rol institucional de cada uno de los poderes tiene una relación indisoluble con el bienestar y la confianza de los ciudadanos”. Y en el mismo sentido agregan que “el funcionamiento deficiente de los poderes produce un alto costo social”. Dentro del análisis se destaca una referencia particular: “el poder judicial en particular no debe dejar duda alguna de su plena independencia y desvinculación del ámbito político”.
Termina la declaración reafirmando el “compromiso profético” que les cabe a ellos mismos “como hombres y mujeres de fe” y señalando que “nuestra tarea es ayudar a recordar que detrás de las cifras – a veces parecen preocupar sólo si suben demasiado-, y de las crisis, hay rostros, nombres e historias”. Entendiendo, remarcan, que “esto es una invitación permanente a poner en el centro de la acción social y política a las personas más desfavorecidas”, porque “solo así será posible la amistad social y la fraternidad”.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/205969-atender-a-los-que-mas-sufren-pobreza-y-exclusion