Comienza el juicio por la extradición a Colombia de Facundo Molares Schoenfeld | El militante que estuvo preso en Bolivia es requerido por haber integrado las FARC

Comenzó la cuenta regresiva para Facundo Molares Schoenfeld, el militante argentino que recorrió medio continente con su bandera, y a quién Colombia reclama por haber integrado las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Farc). Preso en la cárcel de Ezeiza, luego de haber estado detenido en Bolivia durante el gobierno de Jeanine Añez, el 20 de abril será el protagonista de la audiencia de extradición, una medida a la cual un gran arco de organizaciones que integran la Mesa Nacional de Derechos Humanos se oponen, y que ese día convocan a una conferencia de prensa frente al penal. “Extraditar a Facundo Molares a Colombia es una pena de muerte encubierta”, es uno de los lemas que difundieron. Además, exigen que sea liberado por razones humanitarias, por su delicado estado de salud.

La defensa de Molares Schoenfeld rechaza el reclamo de la fiscalía colombiana porque sostiene que su caso está comprendido dentro de los Acuerdos de Paz. Desde ese país afirman que no figura en los registros de los ex combatientes firmantes de paz. Su abogado, Gustavo Franquet, sostiene que Facundo sí se plegó al pacto, aunque por un problema de documentos no aparece en las actas oficiales. Esto sería un problema porque solo pueden lograr la amnistía por hechos cometidos durante los enfrentamientos aquellos que ya estamparon su firma, según los fiscales.

Molares Schoenfeld nació hace 46 años en San Miguel, provincia de Buenos Aires, y al poco tiempo decía que quería ser como Ernesto Che Guevara. Comenzó a militar en la Juventud Comunista y su actividad lo llevó a recorrer Ecuador, Cuba, Paraguay, Brasil, Perú, Chile y Bolivia hasta llegar a Colombia. Allí se sumó a las filas de las Farc. En 2020 llegó a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, para trabajar como reportero gráfico y para apoyar a Evo Morales, según cuenta su padre Hugo Molares, juez de Paz de Trevelín, Chubut. “Vive sin preocupaciones materiales, siempre preocupado por los demás”, lo define. Para su compañera desde los 14, Mónica Glomba, “siempre se caracterizó por ser muy vehemente y claro con sus ideas”. Si bien ya militaba, era un estudiante cuando ocurrió el estallido social y la rebelión de diciembre de 2001, y esas jornadas lo marcaron para convertirse en insurgente. Bajo el alias de “El Argentino” o “Camilo” fue uno de los pocos extranjeros que se destacó en el grupo guerrillero colombiano.

Nunca atendió bien su salud, a pesar de padecer diabetes y problemas hepáticos y cardíacos. Resultó herido a fines de octubre de 2019, en la localidad boliviana de Montero, donde también murieron dos personas vinculadas a los denominados ‘cívicos’, de la ultraderecha. Fue en medio de los enfrentamientos y protestas posteriores a las elecciones. El 11 de noviembre fue detenido en el Hospital Japonés de Santa Cruz de la Sierra, donde había sido trasladado en estado de coma inducido por una severa insuficiencia renal desde una sala de primeros auxilios en Montero. Estaba acusado por supuesto homicidio, asociación delictuosa e instigación pública a delinquir durante los conflictos que se desataron después de las elecciones generales. “Es evidente que no vino desde Colombia para pasear”, había dicho Añez. En diciembre de 2020 le concedieron la extradición para volver a la Argentina, a instancias de organismos de derechos humanos y de la Cancillería, y regresó. Ya por entonces había cambiado el uniforme y el arma por la cámara fotográfica, “seguía queriendo cambiar el mundo pero desde la comunicación popular”, según relata su familia.

Palabra de Facundo

“Las FARC eran un sueño revolucionario al que aspirábamos muchos militantes de la época de los 90,
era la experiencia que estaba más en auge. Nosotros, por el contrario, veníamos de una resistencia al
gobierno menemista. Podríamos decir que fue una generación de mucha resistencia. Una generación que
se forjó de derrota en derrota pero de resistencia en resistencia. En el 2001, en dos o tres días se expresó
la acumulación de resistencia de toda esa década y explotó”. Así se expresaba Facundo Molares apenas pisó suelo argentino. “Pero pasado diciembre del 2001 cambió, o al menos en mi cambió. Pensé,
para que haya otra rebelión como esa y se pueda aprovechar en términos revolucionarios deberían pasar otros 50 años. Y así definí seguir el camino de la selva,
de la revolución y pensar si era capaz de poder cumplir”, explicó.

Así, el año pasado, este ex guerrillero residió en la casa de su padre, en Chubut, mientras se recuperaba de las secuelas físicas de los enfrentamientos y el encierro. El domingo 7 de noviembre, cuando Facundo y Hugo regresaban de un almuerzo, fueron sorprendidos por un operativo de la Policía Federal, que detuvo al militante por un pedido de extradición emitido por la Justicia colombiana. La circular roja de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) que pesa sobre Molares se corresponde al viejo caso del secuestro del concejal Armando Acuña. Paradójicamente, Molares había sido el encargado de la liberación de Acuña. El mismo gobierno que había gestionado su liberación en Bolivia anunció públicamente su apresamiento: “Era buscado a nivel mundial”, dijo el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y Molares fue preso al penal de Rawson hasta su traslado a Ezeiza. 

“Es imposible negar el contenido político de los delitos que se le imputan a Facundo. La ley argentina y los convenios de extradición dicen que en esos casos no se puede extraditar a la persona. Es lo que diremos ante al juez cuando llegue al momento”, anticipa el abogado Franquet. Mientras tanto, su salud se sigue deteriorando. En el hospital Posadas le diagnosticaron pericarditis constrictiva grave, además de la pérdida casi total de su ojo derecho.

“El 20 de abril
empieza el juicio contra el internacionalista argentino y dirigente de
Rebelión Popular Facundo Molares, queremos expresar con el conjunto
de los movimientos que enfrentan el ajuste del gobierno de Fernández y
el FMI, como ya se hizo en jornadas anteriores, nuestra exigencia por la
libertad y no extradición de nuestro camarada, por la libertad de todos
los presos por luchar y por el fin de las persecuciones políticas”, expresó la Mesa por la No Extradición de Molares. Más allá de lo que suceda en el proceso judicial, la decisión de enviarlo a Colombia en última instancia pertenece al Poder Ejecutivo.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/415801-comienza-el-juicio-por-la-extradicion-a-colombia-de-facundo-

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