Criticar ideas, no personas  

Criticar ideas, no personas  

En un artículo titulado Las Brandoni de la ciencia
Oliverio Jitik caracteriza a Sandra Pitta y Marina Simian, científicas del Conicet afines al macrismo, como “las Brandoni y Casero” del campo científico. Jitrik da a entender que todos los espacios de la sociedad tienen figuras del estilo y que la ciencia no configura ninguna excepción. En la nota son caratuladas como “dos especímenes”. El autor se permite el estudio “taxonómico” de ambas cuyo examen sería “mucho más interesante” que el de “un macrista arquetípico”

Los lectores de este diario saben los efectos nefastos que las políticas de Mauricio Macri han ocasionado en el sector científico. Los tremendos ajustes presupuestarios, el desmantelamiento del sistema, la interrupción de obras iniciadas en gestiones anteriores, la reducción de ingresos a carrera y becas, la suspensión de líneas fundamentales de investigación, la degradación del Ministerio en Secretaría, el golpe mediático orquestado contra las Sociales, etc., etc. Lo cierto es que podríamos y llenar varias páginas. Sin dudas podríamos seguir. De hecho, Sandra Pitta y Marina Simian, en algunas oportunidades, han criticado la gestión macrista del sector. Por ello, si verdaderamente queremos una sociedad que comience a cambiar y recupere un modelo de desarrollo que encuentre en la ciencia y la tecnología un engranaje fundamental, la actitud debe ser otra. La postura discursiva debe ser otra. Las diferencias ideológicas no habilitan la falta de respeto, ni mucho menos cualquier forma de menosprecio, degradación y estigma.

Que la comunidad científica no es un campo idílico desprovisto de tensiones es algo que cualquiera que alguna vez haya pisado una universidad, un laboratorio o un centro de investigaciones podrá percibir al instante. Y está bien que así sea. La ciencia, como todo producto cultural, constituye un escenario dinámico –en constante cambio– atravesado por polémicas de todo tipo, estilo y calibre. Como sucede en cualquier paisaje laboral. El asunto, entonces, no es borrar las grietas sino evidenciarlas y justificar los disensos. Lo segundo que me gustaría apuntar es que la crítica “al macrista arquetípico” peca de esquemática. Nadie puede desconocer el 40% que ha obtenido el actual presidente en las elecciones de octubre; de modo que borrar las heterogeneidades y las diversas razones que llevaron a esta considerable porción de la población a escoger la opción de un modelo neoliberal regresivo es mirar la realidad (más bien, las realidades) con los ojos un poco tapados. Si queremos conquistar a los que piensan y sienten distinto, empecemos por demostrar más cortesía.

Pensar distinto es un rasgo fundamental de la democracia. Desde aquí, no hay mejor herramienta periodística que aquella prestada de la ciencia: la evidencia. Y este gobierno nos ha brindado buena evidencia de lo mal que ha hecho las cosas. Si el autor piensa que Pitta y Simian están mal informadas, perciben la realidad de un modo distinto y opinan conforme a una subjetividad con la que no está de acuerdo, la mejor opción es la información. Si queremos que esta Argentina sea de todos y de todas, lo mejor será apuntar lo que creemos erróneo desde el instrumento más poderoso que los humanos tenemos: la razón.

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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/231215-criticar-ideas-no-personas

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