Los Estallidos argentinos, narrados por Mario Wainfeld

Los Estallidos argentinos, narrados por Mario Wainfeld

De Estallidos argentinos habla Mario Wainfeld en su flamante libro. De eso que ocurre cada tanto en la historia argentina, Cuando se desbarata el vago orden en que vivimos, según el subtítulo de la reciente edición de Siglo XXI. El periodista de PáginaI12 lo presentó ayer en la Sala Caras y Caretas, en una mesa en la que hubo tiempo para repasar y enlazar históricamente esos estallidos, así denominados para destacar su poder en la historia argentina, por fuera de su corriente uso peyorativo. Acompañaron a Wainfeld los periodistas Irina Hauser y Pedro Rosemblat y el diputado Leonardo Grosso, en una conversación enriquecida por estas miradas diversas.

Los asesinatos de Kosteki y Santillán y el modo en que volvieron en la historia con otros crímenes cometidos desde el Estado, los de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. La condición de “cacería” (como tituló PáginaI12 tras la Masacre de Avellaneda) de todos estos delitos. Otro asesinato, el de Martín “Oso” Cisneros, y la toma de la Comisaría 24 de La Boca –por la que, se recordó, Luis D’Elía está hoy preso–. El absurdo del “caso Pomar”, la familia que fue hallada 24 días después de un accidente automovilístico a 50 metros de la ruta. El 2 x 1 y la masiva reacción social que provocó, de consecuencias inmediatas, “el sueño del pibe de las movilizaciones populares”, según definió Wainfeld. Estos son algunos de los estallidos que el periodista ubica, analiza y pone en relación, logrando una particular crónica de la historia argentina reciente. 

“Pacíficas, eficaces, masivas, creativas”. Así definió el autor el carácter de esas manifestaciones populares que tienen una arraigada tradición en la Argentina, y por las que justamente se distingue el entramado social y político de este país. En esa tradición de luchas, inscribió también el presente: “Los argentinos merecemos el país por el que tanto hemos luchado. Merecemos el país por el que han luchado nuestros mejores referentes. Merecemos el país que a veces hemos rozado”, señaló, advirtiendo la potencia que expresan, aún en los momentos más difíciles, los Estallidos argentinos que se propuso analizar en este libro.

“Tengo 29 años, muchos de los hechos que narra Mario no los recuerdo, o los recuerdo por arriba. Para mi generación, es valioso comprender y volver a entrar en contacto con estos acontecimientos, por eso voy a recomendar mucho este libro a los pibes y pibas”, dijo Rosemblat, y evaluó que después de escribir Kirchner. El tipo que supo, Wainfeld bien pudo llamar a este libro “Los tipos que no supieron tanto”, tras el repaso de decisiones tomadas por De la Rúa, Rodríguez Saá, Duhalde. “Este libro tiene una importancia vital, porque vivimos en un país en el que nuestros dirigentes quieren convencernos de que somos una sociedad de mierda. Tenemos que convencernos a nosotros mismos de que merecemos vivir en un país mejor. Y en estas páginas Mario nos recuerda que somos un pueblo luchador, con convicciones, que se moviliza. Nos conecta con eso que nos quieren hacer olvidar que somos”, analizó el periodista a quien muchos conocen como “El cadete”.

Con otra mirada, Grosso recorrió los acontecimientos narrados en el libro desde su propia experiencia y desde los años de la conformación  del movimiento piquetero. “Muchas cosas de las que habla Mario, yo las viví de a pie”, comenzó contando el referente del Movimiento Evita, que forma parte de la alianza del Frente de Todos, luego de recordar cómo conoció a Wainfeld, en ocasión de su cobertura de la Masacre de La Carcova. Del recorrido del libro el diputado destacó “la reconstrucción histórica del 2001, la conducción política que habilitó la masacre del Puente Pueyrredón –de la que se cumplen 17 años–, el contexto de la negociación para liberar la Comisaría 24”, entre otros puntos. En relación a la cobertura de los medios hegemónicos, advirtió que aquella tristemente célebre tapa de ClarínLa crisis causó dos nuevas muertes—“fue muy fuerte y discutida, pero lamentablemente, después de todos estos años, la operatoria de esos medios sigue siendo la misma”. “Para volver tenemos que ser mejores. Y para ser mejores tenemos que tener fresca nuestra historia. No podemos desaprovechar esta oportunidad histórica, tenemos que aprender de todo esto que nos cuenta Mario”, puso en contexto.

Hauser, quien trabajó durante muchos años junto a Wainfeld en este diario y en el programa de radio Gente de a pie, marcó el modo en que Estallidos argentinos “permite entrar en la profundidad, desde el periodismo, narra esa historia sin vaciarla de contenido”, y destacó que para eso “Mario eligió un camino muy difícil para un periodista, volver a recorrer los hechos sobre los que ya escribió, volver a pensarlos”. “Esta es la historia del colectivo, de todos nosotros movilizados, de las organizaciones populares y de todos los movimientos que generaron cambios sustanciales en nuestra historia”, definió, observando que en el libro están siempre presentes las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “La gente en la calle puede lograr cosas inimaginables, como que se junte el Congreso en pocas horas para cambiar lo que acaba de enunciarse”, marcó la periodista.  

Tanto Hauser como Wainfeld, en el cierre, recordaron el rol de los medios en el asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y la decisión de este diario de titular el hecho como una “cacería”. “Fue lo que dijo Laura Vales, la cronista que fue a cubrir el hecho, cuando llegó a la redacción: ‘Fue una cacería’. Y fue lo que titulamos, aun cuando nos faltaban datos, cuando todavía no estaban las fotos que mostraban lo que pasó y que luego fueron prueba en el juicio. Unos días después, cuando Duhalde formuló su renuncia, usó la misma expresión. Según dijo Sergio Moreno en aquella crónica, “repitiendo sin querer, y posiblemente sin saber, lo que estaba diciendo este diario”, repasó. Esa misma idea de “cacería”, siguió Wainfeld, es la que conecta a estos asesinatos con los de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. “Se habla de la protección de un territorio, de ‘despejar’ un espacio público (el puente, la ruta, el parque nacional), pero no corrés a una persona por kilómetros, si no es porque lo querés dañar. Si perseguís, no es protección, es cacería”, marcó. 

 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/202834-los-estallidos-argentinos-narrados-por-mario-wainfeld

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