"Quisiera que entiendan que hay un ocultamiento"

“Lo que más quisiera es que los genocidas entiendan que hay un ocultamiento, una desaparición de personas que siguen realizando cada día que pasa y que ya no se puede sostener”. La reflexión –a su vez un pedido de información sobre el destino de los desaparecidos de la última dictadura– no pertenece a un familiar de víctimas sino de un victimario. Pablo Verna, que declaró ayer como testigo en el juicio oral por la Contraofensiva de militantes montoneros llevados con vida a Campo de Mayo y luego desaparecidos, es el hijo del médico y ex capitán del Ejército Julio Alejandro Verna, quien admitió en privado su participación en los vuelos de la muerte inyectando a los cautivos para adormecerlos antes de arrojarlos al Río de la Plata.

El Tribunal Oral Federal 4 de San Martín juzga desde principios de abril a nueve oficiales retirados del Ejército acusados de participar en los secuestros, torturas y homicidios de militantes que reingresaron al país en 1979 y 1980. Los acusados –Roberto Dambrossi, Luis Firpo, Eduardo Ascheri, Jorge Bano, Carlos Casuccio, Raúl Muñoz, Marcelo Cinto Courtaux y Alberto Sotomayor– son todos del área de inteligencia, ya sea del Batallón 601, el Destacamento 201 o del Comando de Institutos Militares.

Miembro del colectivo Historias Desobedientes, de hijos de genocidas dispuestos a romper el mandato de silencio impuesto en sus hogares, Verna lleva años tratando de aportar lo que logró saber y cuestionando como abogado los artículos del Código Procesal Penal que impiden hacerlo a familiares de acusados. Ofrecido como testigo por la fiscal Gabriela Sosti y el querellante Pablo Llonto, ayer pudo declarar por decisión de los jueces Esteban Rodríguez Eggers y Matías Mancini, quienes lo autorizaron porque su padre no está entre los acusados. El otro argumento, planteado en el proyecto de ley presentado en 2017 por los hijos de genocidas y que Abuelas de Plaza de Mayo invocó con éxito años atrás para que la hermana de crianza de Juan Cabandié declarara sobre su apropiador, es que ya no hay vínculo familiar (el bien que en teoría protege el Estado) cuando lo hizo trizas precisamente el conocimiento de los horrores cometidos.

“Pude declarar sobre los hechos de los que tuve conocimiento puertas adentro de mi familia y me parece un hecho muy importante que el tribunal haya querido escuchar, porque junto con las compañeras y compañeros de Historias Desobedientes y otros tantos que tomaron distancia o bien no se acercaron, estamos del mismo lado ante el genocidio. Y esta barrera que estamos intentando por todos los medios romper, para poder hacer nuestro aporte en los juicios, de alguna manera lo estamos empezando a lograr”, explicó al portal La Retaguardia, que realiza una exhaustiva cobertura de las audiencias en juiciocontraofensiva.blogspot.com

Verna agradeció “a todos los organismos, las Madres, las Abuelas, (porque) gracias a su inmenso trabajo, incansable, nosotros tuvimos oportunidad de percibir la mentira que nos fue impuesta”. “Lo que más quisiera es que los genocidas entiendan que hay un ocultamiento, una desaparición de personas que siguen realizando cada día que pasa y que ya no se puede sostener. Somos los propios hijos los que estamos pidiendo algo tan simple pero tan importante como (el aporte de información a) los familiares que necesitan saber cuál fue el destino de sus seres queridos”, insistió en su reclamo.

En
el primer turno, en tanto, declaró Luciana Milberg, abogada y sobrina de Raúl
Milberg, militante desaparecido en el marco de la Contraofensiva. “Estamos reclamando
por él y por todas las víctimas. El de Raúl no fue un caso aislado, formó parte
de un grupo que ingresó al país, que cayeron todos efectivamente, y hay muchas
pruebas de que todos ellos fueron secuestrados, uno atrás de otro, y todos
fueron llevados vivos a Campo de Mayo, donde fueron torturados, asesinados y
desaparecidos”, explicó tras la audiencia, en la que además aportó
documentación relevante. “Un informe de inteligencia del Ejército que se llama
Operativo Guardamuebles, con un capítulo específico donde es la propia
inteligencia (del Ejército) la que reconoce su intervención en estas caídas, en estas ‘bajas’
como las llaman, y mencionan uno a uno a los compañeros, con todos sus datos, todos
los movimientos que tuvieron en su militancia y la fecha en la que fueron
secuestrados”, describió a La Retaguardia. “Esto se vincula con un
desclasificado de la embajada norteamericana en el que expresamente se consigna
que (Horacio) Campiglia, que era quien estaba a cargo de este grupo que cayó
sucesivamente, fue detenido en Brasil. Esto permite asociar un documento con el
otro y ver que efectivamente todos fueron llevados a Campo de Mayo y fueron
llevados vivos”, destacó.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/204004-quisiera-que-entiendan-que-hay-un-ocultamiento

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