Salir de la trampa del discurso del otro | Desafíos del progresismo

En un contexto político pendular en el que las derechas del mundo pierden en algunos lugares y ganan en otros y los progresismos llegan al poder y caen en aprobación, el discurso de cualquier fuerza política que quiera hacer avanzar a un pueblo está, al menos, interrogado.

¿Cómo hablar de una economía en crisis? ¿Hay que poner el acento en otra cosa? ¿Serán las nuevas agendas una ventana a través de la cual se pueda volver a organizar un discurso político de mayorías?

Hay un pensamiento axiomático que dice que se trata de “hablar de los temas de la gente”, y así la política termina reproduciendo lo que aparece como principales problemáticas en las encuestas, o haciendo equilibrio frente a todo aquello que incomode. Si cansan los planes sociales, habrá que decir que hay que eliminarlos.

¿Interpretar el clima y la sensibilidad de la época es lo mismo que hablar de los temas que están circulando entre la gente?

Es difícil hacer política sin abordar las preocupaciones sociales, sin hacerse cargo de los problemas, pero eso no es necesariamente lo mismo que elegir un set de palabras o de temas en espejo de esas preocupaciones.

Si Perón además de hablar de los trabajadores no hubiese basado su construcción política en darle centralidad al mundo del trabajo, tal vez la historia del peronismo hoy no sería la misma.

Además de dotar de recursos a las organizaciones sindicales existentes, el peronismo fue más allá e instituyó una nueva forma de hacer política en donde erigió al trabajador como protagonista de una historia que solía dejarlo al costado. Había ahí un plus que parece recordar que representar es, para aquellos que quieren correr el límite de lo posible, tomar el riesgo de una cierta invención sobre lo que ya existe.

En un contexto de crisis económica y con el mayor índice de inflación de los últimos 40 años, los demócratas decidieron llevar la agenda del aborto como principal eje de campaña en las recientes elecciones legislativas de Estados Unidos. Lo hicieron a pesar de que los primeros temas de preocupación eran los económicos.

En el caso norteamericano no se trató solo de hablar de otra cosa, ni de hacerse de una agenda nueva, sino de que después del fallo de la Corte Suprema de Justicia que terminaba con casi 50 años de jurisprudencia a favor del aborto, la defensa social del tema traspasó sus propios límites y se transformó –impulsada también por el partido Demócrata– en una bandera de los que no querían que el país fuera para atrás.

Fue el avance sobre lo que muchas mujeres demócratas, pero también independientes y hasta algunas republicanas consideraban un derecho ya indiscutible, lo que movilizó al voto.

Planteando un marco diferente para la discusión los demócratas lograron, al menos en el resultado de estas elecciones, torcer el destino de derrota estrepitoso que les auguraban las encuestas.

En medio de una crisis económica que sacude al mundo y más allá de cualquier debate sobre si tienen que dominar las viejas o las nuevas agendas, parece necesario para las fuerzas progresistas volver a trazar el juego político propio.

No se trata solo de hablar de lo “que quiere la gente”, ni de evitar los temas espinosos, sino de concentrar esfuerzos en delinear los límites de la cancha en lugar de ir a jugar a la cancha que ya fue delimitada por otros. De eso también se trata la búsqueda de un marco de discurso.

* Consultora en Comunicación Política especialista en estrategia y discurso

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/508595-salir-de-la-trampa-del-discurso-del-otro

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