Argentina y el agotamiento de los universales abstractos  | Los modelos que se enfrentarán en las próximas elecciones

Los debates actuales en Argentina en torno a las próximas elecciones consumen, y no sin razón, las energías y las emociones de la mayoría, si no de toda la población del país. La incertidumbre, los temores, por un lado, y las esperanzas, por el otro, se reparten en relación con la imagen que dejaron las PASO. Un distanciamiento prudente de los debates diarios abre la posibilidad de reflexionar sobre lo que está en juego en los aconteceres históricos y en el reacomodamiento del orden político-económico global que afectan a Argentina y a América Latina.

El hecho de que en las elecciones haya una tríada de opciones con chances reales de imponerse es independiente de que en la lógica subyacente haya una díada. A pesar de las diferencias en la superficie, La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio comparten posiciones básicas en el orden doméstico e internacional. En el orden doméstico comparten el proyecto de eliminar o terminar con el kirchnerismo, en su propio vocabulario. Comparten, además, la imposición del orden. En este rubro, ambos conllevan la necesidad de la función política (policial y militar) estatal, a la vez que debilitan la función económica (“injerencia”) estatal.

En el orden internacional, Patricia Bullrich y Javier Milei coinciden en desacoplar Argentina de los BRICS+. La candidata presidencial de Juntos por el Cambio cierra las posibilidades de relaciones políticas o comerciales con Rusia e Irán. En cambio, deja abierta la posibilidad de intercambios comerciales con China, lo cual Milei niega. Juntos por el Cambio, al igual que La Libertad Avanza, privilegia las relaciones con Estados Unidos. En el caso de La Libertad Avanza, enfatiza las relaciones con Israel. Es decir, coinciden en impedir que Argentina participe en el irreversible orden global multipolar en el que están involucrados la mayoría de los Estados africanos y asiáticos. Optan por mantener los privilegios de Occidente que, en el orden mundial, encarnan la contrarreforma.

Por su lado, Unión por la Patria maneja un discurso innovador e incompatible con los anteriores. La innovación queda oscurecida por la retórica de La Libertad Avanza y Juntos con el Cambio, en su proyecto común de eliminar y destruir el kirchnerismo. Esta retórica que identifica Unión por la Patria con el kirchnerismo mitiga la innovación. Es obvio que Unión por la Patria cuenta en su configuración con un fuerte componente kirchnerista. Pero no sólo kirchnerista. El candidato presidencial, Sergio Massa, introdujo ya un desvío del kirchnerismo, necesario, aunque sin, por cierto, renunciar a él. Aunque no son sus palabras, me animaría a decir que el tenor conceptual e innovador de su programa político es paralelo a la ruptura narrativa que introdujo el programa político de China resumido en la frase “una comunidad global de futuro compartido”. Programa que está implícito en la orientación de los BRICS+.

En efecto, hace tiempo ya que China, en la voz del primer mandatario Xi Jinping, enfatiza el horizonte del “futuro compartido de la humanidad”. El lema se concretó ahora en el reciente documento titulado “Una comunidad global de futuro compartido. Propuestas de China para la Acción”

El prefacio del documento subraya lo que por evidente no es menos urgente: “En el universo existe una sola Tierra, el hogar compartido de la humanidad. Lamentablemente, este planeta del que dependemos para nuestra subsistencia se enfrenta a crisis inmensas y sin precedentes, tanto conocidas como desconocidas, previsibles e imprevisibles. Si la civilización humana podrá sobrevivir, se ha convertido en una cuestión existencial que debe afrontarse de frente… La tarea más urgente es encontrar un faro que oriente el desarrollo sostenible de la civilización humana, porque a todos nos preocupa nuestro futuro”.

De ahí la urgente necesidad de “una comunidad global de futuro compartido”, puesto que la sobrevivencia en el planeta no se logra con una verdad única y un vencedor elegido que tiene la potestad de esa verdad única, el cual se arroga la misión de eliminar toda instancia, idea, proyecto que no se someta a la verdad única. La sobrevivencia no se logra ni con el odio entre las gentes y entre los gobernantes que dirigen los Estados y los medios publicitarios, sino mediante la cooperación, la escucha y el respeto a las verdades que no concuerden con el imaginario de verdades universales abstractas esgrimidas para justificar violencias en defensa de tales abstracciones. De ahí que, el documento citado sostenga: “Debemos esforzarnos por construir un mundo abierto, inclusivo, limpio y hermoso que disfrute de una paz duradera, una seguridad universal y una prosperidad común, haciendo realidad el anhelo de las personas de una vida mejor”.

Los discursos de Sergio Massa en su rol de candidato presidencial se sostienen en dos pilares bien asentados. Uno de ellos es su insistencia en que proyecta convocar a “un gobierno de unidad nacional”. Este no un discurso que se sostiene pregonando el odio hacia el adversario. No propone destruir ni a La Libertad Avanza ni a Juntos por el Cambio. Esto es, no le interesa alimentar visiones “en contra”, sino propuestas constructivas, de respeto y de comunidad de intereses. Su discurso tampoco se sostiene por una actualización y defensa de los principios del peronismo-kirchnerismo. Sin negarlos, los asume para proyectarse en la construcción de un país “abierto e inclusivo, que disfrute de una paz duradera”.

Sin duda, el disenso existirá. Pero una cosa es el disenso y otra es que el disenso se convierta en impedir, contener y no dialogar con lo que no se comparte. Al no proponer una política de contención y de eliminación, sino un proyecto de suma y cimentación, las propuestas de Massa hacen que la membresía de Argentina sea compatible con la plataforma de los BRICS+. Es decir, abre las puertas para que Argentina entre en la construcción del futuro en vez de enrolarse en la defensa y permanencia del pasado.

De modo que lo que está en juego en las próximas elecciones es nada más y nada menos que el horizonte histórico, doméstico e internacional de Argentina. Dos de las posibilidades en juego prometen la intimidación. “El que la hace las paga”, sostuvo la candidata vicepresidencial de La Libertad Avanza. “Hay que restablecer el orden y no dejar que el Estado maneje todo”, sostiene la candidata presidencial de Juntos por el Cambio. En ambos casos, el Estado deja de manejar todo, pero no deja de manejar el orden, lo que implica la fuerza.

El candidato de Unión por la Patria, por el contrario, propone una búsqueda de armonía más que de orden, en la que participen el Estado nacional, las provincias, el pueblo, las corporaciones y el periodismo. En el primer caso, la prospectiva política internacional es necesaria para asegurar el orden. En el segundo, para conseguir apoyo y estímulos que sostengan la armonía. La armonía se consigue en el hacer y ya no mediante la defensa de universales abstractos. Por eso, la membresía de Argentina en los BRICS+, guiada por el principio del destino compartido de la humanidad, es un momento inapelable de su historia.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/595245-argentina-y-el-agotamiento-de-los-universarles-abstractos

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