Best sellers y política

Consciente o no, planificado como parte de una campaña electoral o no, el lanzamiento del libro de CFK integra un conjunto de determinaciones que desborda la mirada decimonónica sobre las relaciones ente libros, política y lectores. Para entender lo que sucede en esa encrucijada es preciso desprenderse de dos prejuicios. En primer lugar, que la asignación de jerarquías literarias con una escala en la que lo literariamente relevante lo decide una cúspide indiscutida de hombres de letras consagrados, de la que todos quieren el favor, está superada. Hay múltiples sedes donde inscribir y valorar una autoría. También es preciso abandonar la idea de que la relación entre libros y política obedece a un esquema en que los libros generan ideas y las ideas políticos, porque los políticos son, se sabe, lo sucio de la idea. El político, el teórico y el ideólogo pueden coincidir en el político. Sólo a partir de ello puede comprenderse Sinceramente cómo hecho político, cultural y literario. 

Todavía recuerdo la escena que registré durante la presentación de un libro de Felipe Pigna en los años 2000: un público en su mayoría joven, de docentes y estudiantes de muy variados grupos sociales, asistía al evento con la misma expectativa con que décadas antes yo asistí a eventos político culturales que revelaban públicamente los daños que dejaba la dictadura. Aprendizaje, ratificación, conmoción y complicidad colectiva al poder discernir en sus perfiles más nítidos un dolor y una esperanza. Podría estar de acuerdo o no con lo que sentían esos sujetos, pero hubiese sido ciego si no hubiese entendido que aquello era mucho más que “la presentación de un libro de historia”. Podría dar decenas de ejemplos con otros autores y con otros libros, pero me detengo aquí porque es suficiente para señalar una primera determinación. Política y libros conviven, se retroalimentan y potencian en la Feria del Libro y en el espacio del libro masivo tal como lo hacen las religiones populares y las más diversas teología en las procesiones y fiestas de santos: espacio ambiguo, aparentemente menos reglado que el de una catedral, pero pleno de efectos formativos para los participantes. Hay en ese cruce una posibilidad que Sinceramente ensancha en un producto inasible para los puristas: el que se organiza entre masas, objetos culturales y política y es irreductible a sus componentes previos. Problema para los decimonónicos: la educación histórica, sentimental y política realmente existentes circulan por esas vías tanto o más que por la escuela y ya ha transcurrido bastante tiempo desde que esto sucede así como para que se pueda decir que este tipo de hecho configura una “anormalidad”.

Pero claro que el libro de la ex presidenta va un poco más allá en esa senda en que se inscribe. Los best sellers históricos de los inicios de la  década pasada preanunciaban la intensificación de una divisoria política que desde 2008 se mantiene al rojo vivo. El escritor, el historiador, el periodista anticipaban al diputado, al intelectual más o menos orgánico de un proyecto en confrontación con otro. En esa época, los políticos no eran legítimos para enunciar el relato que sustentaba sus decisiones. Sinceramente, en cambio, es el libro de una mujer política que haciendo historia del pasado inmediato genera el relato que la sustenta y, eventualmente, la proyecta política y electoralmente. 

Y aquí hay una segunda determinación que envuelve a la primera. Puede que la elección de la instancia de relanzamiento de la figura de CFK haya sido casual o no. Pero más allá de las intenciones y los planes, lo cierto es que esta acción se apoya y se realiza en un evento que, como la Feria del Libro, no solo no es cualquier evento sino uno muy específico de la sociedad argentina. La Feria del Libro es el espacio de un culto cívico al libro que integra más allá del canon, de las clases y de la currícula. Las universidades públicas son la CGT de las clases medias. La escuela pública es el intenso mínimo común denominador de las aspiraciones igualitarias de nuestra sociedad. En los colectivos definidos por esas instituciones están parte de los sujetos más agraviados material y simbólicamente por el Gobierno. Allí hay otro barro sublevado de la patria: los decimonónicos desconocen porque no creen en el barro y los populistas lo desconocen porque entendieron lo de las alpargatas y los libros como impostura anti-intelectual. La acción cristinista intenta una síntesis que, insistimos, se nutre de todas las propiedades que tienen la Feria del Libro y la lectura masiva como termostato y atril de la política.

Una tercera determinación surge en polémica implícita. Los supuestos “lectores que no leen” configuran otra viga en el ojo propio de los decimonónicos de espíritu. ¿Qué es leer? ¿Qué es un libro? No debería naturalizarse la respuesta tácitamente obvia: un sistema conceptual, una narración puestos por escrito que reclaman una dedicación absorta, exclusiva, dotada de un conjunto específico de habilidades capaces de hacer unas operaciones también específicas. Pues no: al menos en la actualidad, un libro es parte de un circuito que incluye, por decir poco, amigos, medios masivos de comunicación social, redes sociales digitales, insumos derivados de la formación escolar, experiencias multimediales. Un libro no necesariamente se lee entero. Un libro, como en este caso, hace presente una oralidad que, como ya fue observado decenas de veces a propósito del culto a la cristina estadista, integra una retórica estructurada por la escuela, el parlamento, la vida universitaria en un género discursivo, una manera estabilizada de decir que, guste o no, tiene señas de identidad reconocibles, capaces de generar filias y fobias de lo más intensas. Tampoco sabemos si Sinceramente fue planificado para funcionar como parece que funciona. Pero funciona en un contrapunto en que el libro se desdobla y ensancha su repercusión. El género discursivo al que da lugar, una narración continua, llena de guiños acerca de discursos políticos de su autora, hace presente, como un bálsamo, la voz que reclaman desde la resistencia con aguante. El dispositivo que hace al libro más allá de lo impreso, lo encuadernado, lo escrito y lo redactado, la performance de su presentación en el ágora del sector las clases medias más agraviadas por Cambiemos propone un horizonte en el que, al mismo tiempo, se reponen esperanzas y combates.

Desde el costado del camino, los que no nos resignamos a que la única apuesta de la política sea la guerra civil, tenemos algo que aprender.

* Doctor en Antropología, investigador del Conicet.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/193435-best-sellers-y-politica

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