Cambio de clima

¿Cambiaron las condiciones de todo tipo desde el 10 de diciembre hasta las fecha? ¿Argentina salió de la crisis desde que apenas hace 15 días Alberto Fernández asumió la presidencia? ¿Las medidas adoptadas por el nuevo gobierno generaron un impacto de tal magnitud capaz de modificar la vida cotidiana de las personas? Todas las respuestas coinciden: no. Los problemas son similares a los que veníamos afrontando antes del traspaso presidencial, los desafíos de la misma dimensión. Y, sin embargo, cambió el clima. El clima social y político, las expectativas, el estado de ánimo general de gran parte la población. Es una buena noticia para el gobierno de Alberto Fernández.

El Presidente y su equipo aportaron lo suyo para que así suceda. El Gobierno se puso a andar de inmediato sin esperar ni siquiera que los funcionarios se acomodaran en sus puestos. La orden fue clara: hay que hacer marchar la maquinaria oficial. Y sucedió en el Ejecutivo, pero también en el plano legislativo. Se coordinaron las fuerzas y se dieron pasos importantes. Incluso dejando en evidencia algunas fallas, por impericia o por la premura que impone la gravedad de la crisis. Pero para propios y extraños quedó clara la intención de avanzar, de buscar respuestas urgentes y de fondo a los problemas que afectan a una porción importante de la sociedad. Es parte del nuevo clima.

También cambiaron los gestos. En lugar de reposeras en teatros turísticos con poco ruido, el Presidente eligió compartir la cena navideña en una mesa servida para quienes no tienen familia o carecen de lo más elemental. El escenario fue el Santuario de San Cayetano, el patrono del pan y del trabajo, al que acuden argentinos y argentinas para rogar por su calidad de vida. También este es un hecho que acompaña las medidas y la mega ley que busca apuntar la solidaridad. Y el gesto se carga de sentido y adquiere significación porque no está aislado, al margen, ni a contrapelo de la iniciativa política que apunta en la misma dirección.

La mesa navideña de gran parte de la población estuvo seriamente afectada por la crisis. Nadie lo puede negar. Porque el rumbo de los acontecimientos no se modificó de un día para otro de manera milagrosa. No dio para abundancia de regalos ni para multiplicar los gastos. Pero hay alivio. Bajó el nivel de tensión y hay expectativas convertidas en serena esperanza.

Y aunque los números finales sigan preocupando la cotidianeidad tiene otra dinámica: la que impone el ánimo de quienes hoy sienten que hay un Gobierno que se está ocupando de sus problemas, que hace suyos los temores y padecimientos para incorporarlos en la agenda oficial.

Aunque todavía no haya cambios sustanciales, hay cambio de clima. Y este, que es un primer paso, es un avance fundamental para consolidar el rumbo del Gobierno que acaba de asumir su mandato. El crédito está abierto y la sonrisa es el despuntar de una alegría en ciernes.

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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/238412-cambio-de-clima

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