La Comisión Nacional para la Mujer Libanesa (CNML) presentó el día martes al premier Rafik Hariri un proyecto de ley para implementar la Resolución 1325 de ONU, incluyendo una reforma a la ley de nacionalidad para garantizar a la mujer el derecho a transmitir la ciudadanía a su esposo e hijos.
El Indice de Desigualdad de Género de ONU, ubica al Líbano en el puesto 85 entre 189 países, e informa que 15 mujeres pierden la vida cada 100.000 partos, 12 adolescentes mujeres (15-19 años) cada 1000 son madres, y tras la elección parlamentaria de mayo de 2018, 6 mujeres integran el parlamento (128 bancas en total). Más, aunque la misma proporción de hombres y mujeres posee educación secundaria sólo el 23% de las mujeres (71% de los hombres) forma parte de la población económicamente activa.
Según Acnur, 25 países tienen leyes de nacionalidad discriminatorias contra la mujer. La ley libanesa se remonta al decreto implementado por la autoridad mandataria el 23 de noviembre de 1920, e incorporado a la legislación libanesa el 19 de enero de 1925. En su artículo 1 establece que será libanés toda persona hija de un padre libanés, o nacida en territorio libanés y sin nacionalidad por ascendencia, o hija de padres desconocidos o sin nacionalidad.
La lucha por los derechos de la mujer en Medio Oriente alcanzó gran publicidad en el marco de las iniciativas de modernización impulsadas por el príncipe coronado saudí Mohammad Ibn Salman. Por entonces, el tema central era el derecho a conducir; obviando otras dimensiones del problema como ser la compañía masculina, el acceso a la educación y el empleo, la vestimenta, etc.
Previamente, el Líbano había derogado el artículo 522 que permitía impunidad frente a una violación si el violador aceptaba casarse con la víctima. Todo eso con el fin de proteger el honor de la familia. A pesar de su derogación, la organización Abaad pidió completar la tarea y eliminar los artículos 505 (violación de menores) y 518 (seducción de menores). La CNML, sin embargo, prefirió otro camino.
Mujeres Libanesas por el Derecho a la Nacionalidad y Ciudadanía (NLDNC) mostró su descontento ante el proyecto presentado. “Las mujeres y madres libanesas exigimos la completa igualdad entre los ciudadanos”, expresó la directora de la campaña Mi nacionalidad es para mí y mi familia, Karima Chebbo. Ambas organizaciones se movilizaron hacia la plaza Riad El Solh para mostrar su descontento.
Por su parte, la vicepresidenta del CNML, Abir Chebaro reconoció las acusaciones al tiempo que destacó la viabilidad de la reforma. “El proyecto presentado no refleja la igualdad que anhelamos, pero es un buen compromiso”, explicó Chebaro.
Las diferencias se desprenden, puntualmente, del hecho que la reforma solo alcanzaría a los hijos menores de 18 años. Es decir, los hijos mayores a 18 años y esposos (más allá de la nacionalidad) no se verán beneficiados. Estos últimos podrán acceder a un permiso de residencia que garantice las libertades civiles, económicas y derechos sociales, pero no gozaran de derechos políticos, ocupar un cargo público o comprar propiedad.
No es la primera vez que se intenta una reforma de este tipo en el Líbano. La última había sido en 2016, pero el anuncio cayó en un vacío debido al contexto de crisis política que atravesaba el país (presidencia vacante desde el 24 de mayo de 2014). Todo eso, facilitó la tarea de la clase sectaria-política masculina al permitirle escapar el debate sin oponerse a la reforma utilizando argumentos discriminatorios anclados en el cambio demográfico consecuente a la reforma.
Más allá de las opiniones, el proyecto es una señal positiva construida sobre la base del rechazo al artículo 502, y otras similares en Túnez y Jordania. Pero, la reforma sólo será útil si es un paso más en el camino hacia la igualdad de género y democratización política del Líbano y la región.
* Investigador del Instituto en Diversidad Cultural de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Licenciado en Ciencias Políticas.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/195747-libanesas-en-lucha