La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner distribuyó ayer un organigrama que demuestra lo lejos que está un presidente de la Nación de una licitación, una adjudicación, el control de la marcha de una construcción, las certificaciones y los pagos de una obra hecha en una provincia. En este caso se trató de Santa Cruz.
La mecánica empieza con la votación en el Congreso Nacional. Ahí los diputados y senadores aprueban el presupuesto y, por lo tanto, las obras a realizar. Si se quiere imputar a CFK porque se hicieron demasiadas rutas en Santa Cruz debería acusarse también a los senadores y diputados que las votaron.
Pero, luego, todo pasa a Vialidad del distrito del que se trate. Organiza la licitación, adjudica, trata las objeciones, controla, admite las modificaciones, certifica. Como es lógico, quien supervisa a Vialidad de cada distrito es el gobierno provincial, empezando por el ministerio de obras públicas de ese distrito. Y, por encima del ministerio provincial, el gobernador.
Como los fondos son nacionales, hay un control del gobierno central. Pero tampoco esa es tarea de un presidente, sino, en primer lugar, de Vialidad Nacional, luego de la secretaría de Obras Públicas y más arriba el ministerio correspondiente, Infraestructura.
Dado que hay centenares de obras que se realizan en todo el país, se van seleccionando algunas para hacer una auditoría, en especial si hay alguna denuncia. Respecto del aumento en los presupuestos y la actualización por inflación, interviene Infraestructura, Economía y la jefatura de Gabinete. No juega ningún papel el presidente.
Es llamativo que en el juicio no se imputó a nadie en el orden provincial de Santa Cruz, a ningún gobernador, a ningún ministro de ese distrito ni a ningún jefe de Gabinete. El objetivo era Cristina, pese a que estaba lejos, muy lejos, de licitaciones, adjudicaciones y control de cada obra votada en el Congreso.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/195358-todo-lo-lejos-que-esta-un-presidente